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Luz e iluminación

La verdadera luz no resplandece. Ella no ilumina bajo una forma espectacular como el renombre.

Un viejo maestro Zen, un día de invierno, en un templo de montaña, se dirigió a su discípulo:


“Tengo mucho frió. Si te place, activa el fuego.”

El discípulo observó: “Ahora no hay más lumbre, el fuego está muerto. No hay más que cenizas en el hogar.”

El maestro se acercó, removió las cenizas con sus dedos y, muy al fondo, encontró una pequeña brasa roja. “Mira aquí, puedes ver una pequeña luz.” El la animó, y la llama brotó bien grande. Entonces el discípulo obtuvo el satori.


Este fuego es una imagen de la verdadera iluminación.

Para los occidentales, la palabra iluminación evoca a menudo alguna cosa extraordinariamente resplandeciente. Pero la verdadera luz no centellea al exterior, ella no tiene brillo.


Skinku, en nihongo significa: “la iluminación verdadera no resplandece”. Es un koan…No mostrar nuestro brillante fuera. Descubrir la luz original en la tierra de nuestro corazón. Inconscientemente, encontrar, a través de la meditación en zazen, la intuición de la existencia primitiva. Recibir la energía (ki) en nuestro espíritu y nuestro cuerpo hasta en cada una de nuestras células.


Verdaderamente, el buda ha sido iluminado, y su despertar es representado simbólicamente por un punto sobre la frente, entre los dos ojos, el tercer ojo. Todo el mundo sabe esto. Pero, en el Zen, la iluminación significa también: “no comer con la nariz, comer con la boca”, es decir, no tener gestos falsos. La iluminación brilla en cada gesto de la vida cotidiana.


Así la iluminación no es solamente deslumbradora, ella es a veces sombría. A veces larga, y a veces corta, a veces cuadrada, y a veces redonda. La clara luz brota en la noche oscura, y el maravilloso lotus florece en el barro de los pantanos.

Un gran maestro conoció el despertar escuchando a un guijarro sonar contra un bambú, otro viendo un melocotonero en flor. Newton tuvo una iluminación científica viendo una manzana caer de un manzano, y Arquímedes en su bañera.


La iluminación, la “gran intuición”, surge también, “de mi alma a tu alma” (i shin den shin), en el contacto con los demás, en la comunicación de espíritu a espíritu. Se puede encontrar la luz en todos los lugares.


“Una nube se levanta en la montaña del sur, llueve en la montaña del norte”, dice un célebre koan.


La gran sabiduría consiste en armonizarse con el cosmos. Cuando el ego consciente se vuelve verdad cósmica brota la iluminación. En el Zen, se habla de despertar, o satori. No hay nada sin embargo, que deba ser buscado. Si se practica zazen regularmente, se puede recibir el satori automáticamente, a veces gradualmente, a veces en una completa revolución interior, un total sesgo del ser hacia el interior o dentro.


La pura luz sin mancha es la más alta sabiduría: sin sufrimiento, sin ignorancia, sin ansiedad. Cada fenómeno de nuestra vida, todos los días permite su acceso. En el corazón de las cenizas rojea aún la brasa.

Si nosotros labramos sin descanso la tierra de nuestro espíritu, seguramente encontraremos la fuente brotadora, la profunda sabiduría que abraza todas las cosas.


“El claro de la luna brillante del espíritu puro,

sin mancha, sin tacha, rompe las olas que ruedan

sobre la orilla y lo inundan de luz.”


Verdadera luz cósmica, más allá del tiempo y del espacio, luz eterna.

Una estrella brilla en el cielo de la tarde, punto ínfimo en el grande, tranquilo y silencioso océano de nada (mu). La luz ha surgido del vacío oscuro y la ronda ha empezado. Energía, materia, vida, consciencia, vacío…He aquí que el ser vuelve a su origen, el movimiento se apacigua, todo está calmado.


Cada uno de nosotros es una partícula dotada de consciencia, luz delicada y frágil, fulgor breve de un ser dedicado a morir, surgiendo de la nada absoluta como la estrella que resplandece en la noche.

Si ignoramos el carácter ilusorio del yo, no nos conocemos verdaderamente. En este conocimiento reside el despertar. La pequeña brasa en medio de las cenizas es como el astro solitario o el Yo profundo que se levanta de la meditación.


La santa noche es luz, y el verdadero Dios esta en el seno de esta noche, que brilla más que el resplandor del Sol.



  • Roshi_Taisen Deshimaru

* “Fuego y Zen”. Fotografía: Taller 54

* “Buddha Meditation”. Photographer: Oksana Perkins




Por Cumbres y Valles

“Conozco un sendero en el bosque
que conduce a una cima elevada.
A él me izo y desde él observo.


Embelesado,
paso las horas
fuera del Tiempo.


Viajo lentamente en las nubes
o me detengo suspendido
en el vacío del cielo.


Fluyo con las aguas cantarinas
o me vuelvo lluvia
y caigo en silencio
sobre valles y aldeas.


Penetro en las rocas
o soy vida vegetal,
árbol erguido, ramas amplias.

Oigo graznidos y soy cuervo.

Siento la brisa
y me vuelvo viento.

Cuando anochece
me llama la campana del templo.

Me levanto, me estiro,
me desperezo
y retorno al Tiempo.


“Al llegar al valle
¿porqué olvido lo que vi en la cima?

He de traer la voz de las cumbres
hasta los valles,
oírla en cada momento.

Y, sin apartarme de ella,
vivir lo Lejos con lo Cerca,

lo Infinito con lo Finito,
lo Vacío con lo Lleno,
lo Uno con lo Múltiple.


Pero
¿cómo podré unir algo
que nunca ha estado separado?
Me hallo perplejo.”

SAN DO KAI

de Sekito Senji (700-790). Fue discípulo de Seigen, él mismo discípulo del sexto patriarca Houei-Neng.


El espíritu del gran maestro de la India
es transmitido fielmente del Este al Oeste.
Existen diferencias en la personalidad humana.
Algunos son inteligentes, otros menos.


Sobre la Vía, no hay ni maestro del Norte
ni maestro del Sur.
La fuente de la Vía espiritual es clara y pura,
sólo los afluentes son cenagosos.


Apegarse a los fenómenos es causa de ilusión, pero
atarse a la verdad no es el despertar.
Porque ellos son interdependientes, los fenómenos
se interpenetran.


Percibidos por los sentidos, aparecen sin informes.
Si no fuera así, no habría posibilidad
de escapar a la diferenciación.
Cada forma difiere por sus características. Placer
y dolor parecen separados.


En la oscuridad, no hay ni alto ni bajo, en la luz
se distingue lo que es puro de lo que es manchado.
Los cuatro elementos del cuerpo vuelven por ellos
mismos a su fuente, como el niño vuelve a su madre.


El fuego arde, el aire se mueve, el agua moja, la tierra soporta.
Para los ojos, existe la forma, para las orejas hay el sonido,
para la nariz los olores, para la lengua el gusto.


Es para los fenómenos como las hojas de un árbol:
Ellas han salido de la misma raíz.
El principio y el fin tienen el mismo origen.
Noble o vulgar: a su gusto.


La oscuridad existe en la luz, no ve más
que el lado oscuro.
La luz existe en la oscuridad, no ve más
que el lado luminoso.
Luz y oscuridad parecen opuestos, ellos dependen el
uno del otro como un paso hacia delante depende
de un paso hacia atrás.


Cada existencia tiene su utilidad, úsese sea cual
sea su posición.
Fenómeno y esencia encajan perfectamente.
Esta verdad es como una lanza deteniendo una flecha
en pleno vuelo.


La palabra recibida debe ser comprendida
en su principio.
No construya sus propias categorías.
Sus pies andan sobre la Vía.
Compréndalo, si usted quiere realizarla.


Avanzando, en el mismo instante, no hay ni cercano
ni lejano.
Existe separación, como una montaña de un río
si usted tiene ilusiones.


Humildemente digo a aquellos que buscan el camino
que no desperdicien el momento presente.

SHODOKA: Canto del inmediato satori

de Yoka Daishi – poemas 16 y 17. (649-713), que fue discípulo de Houei-Neng.

La primera parte de Shodoka ha sido traducida y comentada al final del libro Verdadero Zen, del maestro Deshimaru, Ed. Courrier de livre, 1968.

Yo solo aquí ahora comprendo esta verdad:

Todos los budas, los cuerpos de todos los maestros,

son parecidos, son una sola verdad.

Esta opinión, expresión del no miedo,

estalla como el rugido del león.

Cien animales escuchan esta voz,

ellos tienen el cerebro roto.

También el violento elefante se arrodilla

y pierde su dignidad.


El gran dragón sólo, en el cielo,

sonríe apaciblemente y comprende.

Viajando por los mares o lagos,

pasando las montañas y los ríos,

visitando los maestros, las vías,

yo hago zazen.

Pero desde que he comprendido la voz de Sokei (1)

comprendo que la vida y la muerte

no existen y no son diferentes.

(1) Las enseñanzas de Houei-Neng, que vivió en el monte Sokei.

ZAZEN SHIN: El Espíritu de zazen

del maestro Dogen.

1. La esencia del Zen es transmitida de buda

a buda, y del Zen es transmitida la esencia de maestro a

maestro. Ella ha sido realizada sin conceptualización

y cumplida sin causalidad.

2. Ya que ella ha sido realizada sin pensamiento,

ella se crea naturalmente intima.

3. Ya que ella ha sido establecida sin relatividad,

su constituyente es satori inconsciente.

4. Ya que esta realización es naturalmente íntima,

Nunca puede ser manchada ni impura.

5. Ya que su constituyente es satori inconsciente, ella

no puede ser ni derecha ni oblicua.

6. Ya que esta intimidad nunca es ni derecha ni

oblicua, ella se despoja de ella misma inconscientemente.

Sin autoconsciencia.

7. Ya que su satori nunca es ni derecho ni oblicuo,

es por sí mismo abandonado a sus propios medios.

8. El agua es pura y así penetra ella en el subsuelo

de la tierra. También cuando el pez nada en esta

agua él es el Pez.

9. El cielo es vasto y transparente hasta el cosmos.

También cuando el pájaro vuela en el cielo, él es

el Pájaro. Cuando el espíritu del hombre es libre,

él es el Hombre.

La atención llevada a zazen, o el espíritu de zazen, traducido incluso por la imagen: La aguja de acupuntura del Zen. Es uno de los noventa y cinco pequeños libros del Shobagenzo (1), o Tesoro de la Verdadera ley, obra maestra de Dogen.

Nota (1): El resumen de la obra, con comentarios, y la traducción integral de tres pequeños libros (Bendowa, eficacia del zazen; Sho ji, vida y muerte; Hachi dainen katu, las ocho directivas de filosofía práctica de los grandes maestros para obtener el despertar) han sido publicados por el Courrier du livre en 1970.

FUKAN ZA ZEN JI Del Maestro DOGEN.

La Vía(1) es fundamentalmente perfecta. Ella penetra todo.

¿Cómo podría ella depender de la práctica y de la realización?

El vehículo de Dharma(2) está libre y despejado de toda traba.

¿En qué el esfuerzo concentrado del hombre es necesario?

En verdad, el Gran Cuerpo (3) está mucho más allá del polvo del mundo(4).

¿Quién podría creer que existe un medio de desempolvarlo?

El nunca es distinto de cualquiera, siempre exactamente allá donde se está.

¿Por qué pues ir aquí o allá para practicar?

Sin embargo si hay una zanja, por estrecha que sea, la Vía permanece tan alejada como el cielo de la tierra.

Si se manifiesta la menor preferencia o la menor antipatía, el espíritu se pierde en la confusión(5).

Imagine una persona que se adula de comprender y que se hace ilusiones sobre su propio despertar, vislumbrando la sabiduría que penetra todas las cosas, une la Vía y clarifica el alma, y hace nacer el deseo de escalar el cielo mismo.

Este ha emprendido la exploración inicial y limitada de las zonas fronterizas, pero es aún insuficiente sobre la Vía vital de la emancipación absoluta.

¿Tengo yo necesidad de hablar de Buda, que estaba en posesión del conocimiento innato?

Se experimenta aún la influencia de los seis años que el vivió, sentado en loto en una inmovilidad total. Y Bodhidharma, la transmisión del sello hasta nuestros días ha conservado el recuerdo de sus nueves años de meditación delante de un muro. Ya que él era así con los santos de antaño, ¿cómo los hombres de hoy pueden dispensarse de negociar la Vía?

Usted debe en consecuencia abandonar una práctica fundada en la comprensión intelectual; corriendo detrás de las palabras y ateniéndose a la letra usted debe aprender la media vuelta que se dirige su luz hacia el interior, para iluminar su verdeara naturaleza.

El cuerpo y el alma por ellos mismos se borraran, y su faz original aparecerá.


Para hacer zazen, conviene un lugar silencioso.

Coma y beba sobriamente. Rehúse todo compromiso y abandone todo negocio.

No piense: “Esto está bien, esto está mal.”

No tome ningún partido ni en pro ni en contra.

Detenga todos los movimientos del espíritu consciente.

No juzgue pensamientos ni perspectivas.

No tenga ningún deseo de convertirse en un buda (…).

El zazen del cual hablo no es el aprendizaje de la meditación, no es nada más que el Dharma de paz y de felicidad, la práctica-realización de un despertar perfecto.

Zazen es la manifestación de la última realidad.

Las trampas y los lazos nunca pueden alcanzarlo.

Una vez que usted haya atrapado su corazón, es parecido al dragón cuando llega al agua, y parecido al tigre cuando penetra en la montaña. Pues es necesario saber que en este momento preciso (cuando se practica zazen), el verdadero Dharma se manifiesta y que desde el principio se separa el relajamiento físico y mental y la distracción(6) (…).

Además, la apertura a la iluminación en la ocasión proporcionada por un dedo, un estandarte, una aguja, un mazo de madera, el cumplimiento de la realización gracias a un cazamoscas, un puño, un bastón, un grito, todo esto no puede ser atrapado enteramente por el pensamiento dualista del hombre.

En verdad, esto no puede sin embargo ser mejor conocido por el ejercicio de poderes sobrenaturales. Esto está más allá de lo que el hombre escucha y ve; ¿no es esto un principio anterior a los conocimientos y a las percepciones?

Dicho esto, importa poco que se sea inteligente o no. No existe diferencia entre el tonto y el avispado. Cuando se concentra el esfuerzo de un solo espíritu, esto en sí, es negociar la Vía. La práctica-realización es pura por naturaleza. Avanzar es un negocio de cotidianeidad.

En conjunto, este mundo y los otros, a la vez que en la India y en la China, respetan el sello de Buda. La particularidad de esta escuela prevalece: devoción en la meditación sentado simplemente, sentarse inmóvil en un compromiso total. Bien que se diga que hay muchas almas como hombres, todos negocian la Vía de la misma forma, practicando zazen.

¿Por qué abandonar la sede que le está reservada en casa para errar sobre tierras polvorientas de otros reinos?

Un solo paso en falso, y usted se separa de la vía trazada toda derecha delante de usted.

Usted ha tenido la suerte única de tomar forma humana. No pierda su tiempo. Usted aporta su contribución a la obra esencial de la vía de Buda.

¿Quién preferiría un vano placer a la llama brotada del sílex?

Forma y sustancia son como el rocío sobre la hierba, el destino parecido a un relámpago, desvanecido en un instante.

FUKAN ZA ZEN JI _ Notas:

1)-. La Vía (Bodhi): despertar, iluminación, realidad.

2)-. Dharma. Según la raíz sanscrita: el conjunto de procesos que rigen la vida cósmica. Las leyes del universo, descubiertas o por descubrir. Designa tan pronto las enseñanzas de Buda, como todas las existencias, o bien todas las verdades, la verdad cósmica.

3)-. El Gran Cuerpo (zentai): la totalidad de las cosas tal como son (tathata); la naturaleza de Buda. Sinónimo de vía y de vehículo del Dharma.

4)-. El polvo del mundo. Se ha hecho aquí alusión a los versos de Houei-Neng que recibió de Hueng-Jen, quinto patriarca, la transmisión del Dharma, y se convirtió en el sexto patriarca.

Chen-Hsiou, el primer discípulo de Houeng-Jen y considerado por todos los otros monjes como su sucesor legítimo, había escrito:

Este cuerpo es el árbol de Bodhi,

el alma es como un brillante espejo.

Vela para tenerlo siempre limpio

sin dejar que el polvo se amontone sobre él.

Houei-Neng, admitido algunos meses más pronto en la comunidad para triturar el arroz y partir la madera, oso responder:

Bodhi no es un árbol,

el espejo brillante no luce en ningún lugar,

como desde el primer momento no hay nada,

¿Dónde podría el polvo amontonarse?

5)-. Tomado en Shin Jin mei (poema de la fe en zazen), del tercer patriarca Seng-ts´an (Sozan).

6)-. Konshin: estado de torpeza, sopor de la consciencia caracterizado por la fatiga mental y física.Sanran: dispersión, errar, faltar de concentración física y mental. Dos estados que, bien a menudo, durante zazen, hacen de obstáculo a una práctica correcta.