Dedicado: A. S. P. ∗ hacia Todo lo Justo, lo Bueno, lo Bello ∗

Escritos de Jorge Livraga R.

Magia iniciática en el Egipto antiguo

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EGIPTO_SE_MANTIENE_Vajarayana_Bloggipto se mantiene ante nosotros, y aun ante los especialistas que nos hemos dedicado al estudio de su Historia, como un gran enigma, algo que no podemos entender. Tenemos que buscar, entonces, no solamente con nuestra mente racional, sino también en otras vías, el motivo de su extensa continuidad como Civilización. Egipto se va a proyectar, a través de los primeros Maestros Iniciáticos, hasta Grecia, llegando hasta su Siglo de Oro, de donde va a saltar al Imperio Romano; sus elementos, a través de todos los pueblos que se ponen en contacto con el Imperio, van a llegar, por medio de alquimistas y astrólogos, hasta nuestros días.

Hay un hecho francamente curioso que yo he visto varias veces. Cuando uno va al Louvre, al British Museum o al Metropolitan, se encuentra con un turismo masivo que marcha detrás de un guía; y mientras éste va mostrándoles las obras de Arte, las personas hablan, conversan entre ellas, se preguntan cosas… pero de golpe, deja de oírse ese murmullo, el guía ya no explica prácticamente nada y la gente camina en silencio, mira, observa... es que han llegado a la Sala Egipcia.

Incluso en el Museo de El Cairo se puede ver cómo entra la gente turísticamente, y a medida que se van internando, que ven esas grandes moles, esos ojos extraños que les miran desde las maderas, esos metales raros, van bajando la voz, se van callando y van penetrando en un sendero de misterio y enigma donde se preguntan a sí mismos qué es lo que están viendo.

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El Destino, las Moiras, la Suerte, como se quiera llamar, me ha permitido visitar muchos lugares en el mundo en donde se dice que se ha plasmado una Fuerza metafísica, y he podido ver de qué forma, en Aquello que hoy llamamos Egipto, esa Fuerza metafísica se plasmó de tal manera que no solamente tuvo una enorme continuidad histórica a través de su propia evolución, es decir, desde lo que podríamos llamar un Egipto Arcaico o Predinástico hasta el Egipto terminal, en la época de los Ptolomeos y los romanos, sino que todavía hoy tiene influencia.

Para hablar de dicha influencia, tal vez convenga definir lo que es la Magia. Es muy difícil definir algo que es eminentemente vital y espiritual. Todos podemos definir fácilmente cualquier objeto material, pero si tuviésemos que definir la vida, la muerte o el amor, el problema sería más complicado. Si bien todos sabemos lo que es el amor, cada uno tiene el suyo, y habría tan solo un común denominador que diferenciaría el amor del odio.

Así, cuando hablamos de Magia, lo primero que hemos de hacer es no identificarla con sacar un conejo de una chistera. Eso no es Magia, sino prestidigitación, o un recuerdo de algo que acaso una vez ocurrió.

A veces quedan recuerdos en los pueblos de cosas que sucedieron; como esos recuerdos que tenemos de cuando éramos niños, pero que no podemos situar exactamente, que no podemos decir dónde comienzan y dónde acaban, y que sin embargo influencian nuestra vida y sobrecargan incluso nuestra expresión y nuestro lenguaje.

Así, Magia no es ese conjunto de hechos más o menos fenoménicos, de prestidigitaciones, de cosas más o menos extrañas, que se pueden hacer para divertir al público. La verdadera Magia, la única que hay, no es para divertir al público, sino que es la Magna Ciencia, es el espíritu de las cosas, allí donde realmente se encuentran.

Nosotros amamos el Arte, la Ciencia, una forma de vida, una manera de ser; en ese lugar, en esa encrucijada donde se encuentran nuestros amores, donde se halla lo mejor de nosotros mismos, donde está el corazón de la vida, allí está la Magia.

Esa es la Magna Ciencia, ese es el Conocimiento, el interior esotérico de todas las cosas; es la semilla de todos los frutos, el motor que movió todos los mecanismos de la Historia, aquello que todos tenemos dentro, aunque no sepamos tal vez definirlo con palabras.

Los franceses lo llaman “charme”, nosotros podemos hablar de simpatía, y otros lo llamarán de mil modos distintos. Es aquello que tenemos dentro, que está más allá de nuestra cultura o incultura, de nuestra edad o de nuestra forma de vestir; es aquello que tenemos muy cerca del corazón, del Alma, lo que nos permite realizar prodigios, avanzar en la vida, hacer cosas; lo que nos permite, de alguna manera, ser quienes somos. Allí, en el corazón de la vida de cada uno de nosotros, está esa chispa que es la Magia.

Desde el comienzo de todos los tiempos, desde que la Humanidad lo es, parece ser que esa chispa que todos llevamos dentro, quiso, en algunos, en los más espirituales, unirse y conformarse, para constituir una fuerza espiritual de ayuda a todos los hombres.

Los viejos textos dicen que hemos sido ayudados por los Dioses para obtenerla; que estos Dioses, o Seres superiores, llegaron a los primeros hombres y les dieron esa chispa, así como la posibilidad de aplicarla en la Ciencia y en el Arte, de configurar los esquemas culturales y civilizatorios y de posibilitar ese contacto con lo invisible, más allá de la periodicidad histórica.Gallery_Mummies_Museum_Blog_Vajarayana

Si nos encontramos con los hechos religiosos que han sucedido a lo largo de la Historia, vamos a ver que el hombre en determinado momento se postra ante una concha marina, por ejemplo, en las costas de Africa, o ante un cráneo de oso en Centroeuropa, o ante un obelisco en Egipto, pero eso son formas exteriores. Hay algo anterior a todo eso.

DICEN_LOS_ANTIGUOS_Vajarayana_Blogicen los antiguos libros que hace millones de años, de alguna manera, vino la Magia al mundo. Los hombres se iniciaron y fueron Adeptos de esa Magia, de esa capacidad de encontrar todas las cosas, de tener la llave que puede abrir las diferentes puertas de la Naturaleza, empezando por aquellas que tenemos nosotros mismos.

Así, el hombre empezó a conocerse a sí mismo, a comprender que era algo más que un poco de carne, que estaba constituido por cuerpos mucho más sutiles; que el Universo no era tampoco un simple fenómeno hostil, sino un Macrobios, un gran Ser vivo, y que había una unión física y metafísica entre el Universo, es decir, la parte que podríamos llamar exterior a nosotros mismos, y este microcosmos que es el ser humano.

Así fueron naciendo las Ciencias, como la Astrología, por ejemplo, que relaciona las posiciones de los astros con las personas, no solamente en el momento del nacimiento, sino en el de la gestación, y también con aquello que les puede ocurrir en la vida, así como marca su naturaleza y características.

 

Tal vez habréis visto camafeos dedicados al Emperador Augusto. Augusto pertenecía astrológicamente al signo de Virgo, pero en todos sus camafeos aparece el símbolo de Capricornio. Esto es porque en la Antigüedad se hacía el horóscopo del momento en que la persona era gestada, y otro secundario del momento en que se le cortaba el cordón umbilical. En realidad, existe aun una tercera forma horoscópica, que se refiere a la individualización de la persona, en otros planos de conciencia y hace millones de años.

Estas antiguas magias fueron trasladándose de uno a otro lugar. Dicen los viejos libros que antiguamente la Tierra tenía otra conformación; esto se está comprobando hoy a través de medios científicos. Los continentes siguen las leyes de la balanza isostática; se han elevado, han bajado, se han desplazado y han cambiado varias veces. Incluso varió su relación con la eclíptica -ese plano donde teóricamente giran los planetas alrededor del Sol-, de tal suerte que hoy se han encontrado restos de carbón en la Antártida.

De manera que lo que hoy es el continente helado, donde sólo hay musgo, fue alguna vez un lugar con bosques y grandes animales, cuyos cadáveres se petrificaron y llegaron a convertirse en carbón. El mundo modificó varias veces su posición en cuanto al plano de la eclíptica, y varias veces cambió también su temperatura.

La Doctrina Secreta, por ejemplo, menciona continentes de los cuales nos llegan tan sólo, a través de la cultura occidental, los recuerdos de sus últimos fragmentos, como el continente atlante.

A través de las anotaciones de Platón, que dice haber recibido estos conocimientos de los egipcios, sabemos de la existencia del último resto del continente atlante, que él llamaba Poseidonis, y que se habría hundido hace unos once mil quinientos años, en el Océano Atlántico.

Las comisiones científicas francesas lograron detectar, desde el año cincuenta, una serie de elementos en medio del Océano Atlántico, que demuestran la anterior existencia de un continente. Se han encontrado, por ejemplo, restos de lava que se petrificaron en contacto con el aire, y también pequeños restos de peces de agua dulce debajo del mar.

Así pues, hoy día, la existencia de la Atlántida como continente está demostrada. Lo que no está demostrado científicamente, bien porque no tenemos material, bien porque no sabemos interpretar el que tenemos, es que haya existido una civilización dentro del continente. Pero si aun en las pequeñas islas del Pacífico, si aun en cualquiera de los lugares del globo, vamos a encontrar hombres que han poblado las tierras, tenemos que deducir, por lógica, que si hubo tan gran continente a no muchos kilómetros de lo que hoy es América, y a no muchos tampoco de lo que hoy es Europa y Africa, este continente tuvo que haber estado poblado también. Además, es mencionado y con datos bastante coincidentes, tanto por los pueblos históricos de América, como por los de Europa y Africa y aun de Asia, pues en los libros de la India, aparece con el nombre de Lanka, o sea, la Gran Isla.

Se dice que cuando este continente desapareció, o a medida que iba desapareciendo -ya que antes del hundimiento de Poseidonis pasaron miles de años de convulsiones, durante las cuales se fue destrozando el gran continente madre-, los Misterios, la Magia, esa Magia esencial que unía la Voluntad (Primer Rayo) con la Magia ceremonial (Séptimo Rayo), que se plasma en la Armonía por oposición (el Cuarto Rayo, el de color verde) fue trasladada al viejo Egipto, que no se llamaba así, porque “Egipto” es una palabra que ha derivado de otra griega que significa “Lugar Secreto”, “Lugar de los Misterios”.

Parece ser que Egipto, según lo que podemos percibir, se llamaba Kem, la Tierra quemada, la Tierra negra. Algunos dicen que esto es porque el sol quemaba la tierra, y otros porque el barro del Nilo, que es oscuro, empezó realmente a construir Kem o Egipto.

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Hoy se han confirmado viejas tradiciones. Sabemos que Egipto no tuvo siempre la misma conformación geográfica; por el contrario, en su parte norte, lo que conocemos como el delta del Nilo, y a partir de la última catarata hacia el norte, Egipto se ha levantado en épocas bastante cercanas a nosotros. Y lo que llamamos desierto, o Sáhara en árabe, es nada más que el fondo de un mar. Por eso se encuentran todavía, en sus arenas, fósiles de peces y animales marinos. Los anales esotéricos dicen que Egipto tuvo su comienzo hace unos setenta mil años, con los Grupos Iniciáticos que estaban en la parte sur, en los lugares donde se encuentran Luxor, Tebas, Abydos y otras ciudades; la parte de Nubia.

Al norte existían algunas islas, que todavía hoy se ven como tal en medio de la arena, donde se elevaron las misteriosas Pirámides y la Esfinge.

 

Los libros dicen que la Gran Pirámide contiene en su interior el cartucho con los jeroglíficos de Keops, que la datarían como mucho más moderna. Lo que no dicen normalmente los libros es el lugar donde está ese cartucho. Dicho cartucho no existe en ninguna parte de piedra de la Pirámide, sino que está en unas juntas de escayola que hay sobre las piedras de descarga de la, hoy llamada, cámara del Rey. Es, pues, algo que puede ser bastante posterior. Además, hay otro pequeño problema, y es que tampoco dice Keops, sino Kem. Ha sido interpretado como Keops a partir de los viajes de Herodoto y otros griegos, fundamentalmente Manetón, que fueron los que nos dejaron las relaciones de lo que hoy conocemos como Dinastías reales, y de Faraones. Así es que esta interpretación no la debemos a ningún documento egipcio, y salvo a partir del Egipto de las nuevas Dinastías, especialmente de la XVIII, es muy difícil de poder constatar y aun afirmar absolutamente nada.

Así pues, la vieja Magia, el viejo Conocimiento Integral, ese Conocimiento Secreto, pasó a través de distintas manos hasta llegar al Egipto histórico, el que nosotros podemos conocer, por lo menos relativamente.


¿Cómo es que hubo esa continuidad en el Misterio? ¿Cómo es que permaneció tanto tiempo esa Magia? ¿De qué manera?


Es muy fácil decir que los egipcios, en las primeras Dinastías, estaban prácticamente en una edad neolítica, y que de repente construyeron las pirámides, los templos y todo lo demás. Pero esto es algo completamente irracional. Las medidas científicas tomadas en la Gran Pirámide, por ejemplo, revelan una perfección técnica que solamente hoy podemos alcanzar; o tal vez ni siquiera eso, porque a medida que el hombre avanza va descubriendo más prodigios sobre la colosal construcción. Veamos un ejemplo.

 

La Pirámide era admirada en el siglo pasado, cuando se aplicaban los primeros teodolitos, por la exactitud que tenía; pero cuando se aplicó la cinta de Invar, se vio que era mucho más exacta. Y hoy, que ha llegado a ser medida con sistemas electrónicos, se ha descubierto una exactitud superior aún. Esto debería sobrecogernos, y hacernos pensar que tal vez en el futuro, si desarrollamos técnicas superiores a las actuales, podamos apreciar un nivel de perfección aun superior. Si observamos que sólo su revestimiento llevaba veinticinco mil bloques, y que cada uno de ellos tenía la misma perfección que la que puede tener un gran espejo parabólico de los que se utilizan para las observaciones astronómicas, es difícil creer en un hombre que está con una piedra tallando otra.

Los que hayan visitado las ruinas de Menfis (lo poco que queda), tal vez hayan visto a un hombre sentado en el suelo, que con una piedra está tallando otra. Hace muchos años que ese hombre está allí con la misma piedra, y cuando pasan los turistas, los guías afirman que así se hicieron todas las piedras de Menfis. Francamente, todavía hoy tendrían que estar trabajando en el Muro de las Cobras, sobre todo considerando que la población del Egipto antiguo nunca sobrepasó los doce o catorce millones de habitantes.

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MAGIA_PUES_ES_Blog_Vajarayanaagia, pues, no es sacar un conejo de una chistera, o hacer aparecer una moneda en el aire. Magia es un conjunto de conocimientos que abarcan desde lo metafísico, como el conocimiento de encarnaciones anteriores, el contacto con el Alma o saber donde radican nuestras virtudes y defectos, hasta la aplicación en el aquí y el ahora de la parte científica o de la artística. Egipto a través de esta Magia, de este conocimiento, obró prodigios. Por ejemplo la diorita, una piedra cuya dureza puede ser sólo superada por el diamante, los egipcios la cortaban como si fuese mantequilla.

En el Metropolitan Museum de Nueva York existe un gran cánope, en que se muestra que lo que cortó la diorita -que no sabemos lo que es-, avanzaba diecisiete veces más de lo que puede avanzar un diamante, o sea, tenía una dureza diecisiete veces superior a un diamante. Pero hay un problema: los egipcios no conocían los diamantes. Y hay otro problema: se ha hecho un análisis espectrográfico sobre los cortes y aparece cobre, y está claro que el cobre no puede cortar la diorita.

En el Museo Rodrigo Caro existe un pequeño vaso isíaco que contuvo agua del Nilo. Está hecho de una aleación de cobre, estaño y otros materiales que darían cierto bronce, pero ante el tensionómetro da una dureza de hierro. Todo esto son muestras de lo que se podía hacer con un conocimiento íntimo de la Naturaleza.

Mucho antes de que se hablase de la Física atómica, cuando se pensaba que el mundo estaba hecho de moléculas solamente, cuando se despreciaban las teorías de los griegos de la época de Demócrito, que nos hablan de los átomos, y aun de lo que está más allá de lo que nosotros hoy llamamos átomos, puesto que “a-tomo” significa “lo que no se puede partir”, las pequeñas partículas que permiten que no solamente pueda haber diferenciaciones en cuanto a las cosas físicas sino que los elementos mismos puedan ser transmutados y cambiados, ya existía la vieja Alquimia, que algunos hacen derivar de una palabra árabe, que sería alcemún, y otros del antiguo nombre de Egipto, “Kem” o “Kemur”, aquello que está quemado, aquello que es negro.

Sabemos también, que los egipcios mantuvieron a través de los siglos una serie de conocimientos técnicos. Ver al natural un bloque de mil toneladas en un lugar cerrado, que no tenga ni una marca de algo que lo haya movido, es algo increíble. Hay solamente dos posibilidades: que hayan poseído instrumentos completamente desconocidos por nosotros, de los que no ha quedado ni rastro, o que hayan podido desgravitar de alguna forma las grandes masas de piedra, cosa que hoy sabemos no sería un imposible desde el punto de vista científico. Los egipcios mantuvieron estos conocimientos secretos y poderosos a través del tiempo.

 

Muchos se han quejado de que el arte egipcio es un arte petrificado. Y dicen, en parte con razón y en parte sin ella, que el arte egipcio en las primeras Dinastías es prácticamente el mismo que podemos encontrar en la época saíta. Para los especialistas no es exactamente igual, ya que se distingue perfectamente un jeroglífico de las primeras Dinastías de otro del Imperio Nuevo, leyéndose además de manera diferente. Los primeros son jeroglíficos gráficos que se leen por conceptos, luego van a ser silábicos, y después alfabéticos. Más tarde pasan a ser la llamada escritura demótica (de “demos”, pueblo), y esto a su vez será origen de lo que hoy se conoce como el árabe, que se escribe de derecha a izquierda.

Estos jeroglíficos tenían otra característica, y es que el color también tenía significado. En un escarabajo del Museo Rodrigo Caro, hay unos jeroglíficos en negro y rojo, y no significa lo mismo lo que dicen los negros que lo que dicen los rojos. Se trata de un encantamiento para evadir las serpientes físicas y también las metafísicas, las serpientes de la luz astral, una especie de Elementales que nos pueden atacar en los momentos en que nuestras defensas psicológicas están bajas.

Todo esto que encontramos a mediados o fines del Imperio Nuevo, lo encontramos también a comienzos de las primeras Dinastías. Y es que el arte, aunque tenga pequeñas diferencias, en líneas generales sigue siendo el mismo a través de miles de años.

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Si nos fijamos en la representación de una de las Tríadas divinas que existieron en Egipto, Osiris, Isis y Horus, vemos que se dan unos colores rituales que son específicos en su representación. Isis tiene que ir sobre una banda roja, Osiris sobre una azul (en estado funerario) y Horus sobre una amarilla o dorada solar. En Egipto no hay nada casual, los colores tienen su significado, hecho que nosotros descubrimos recientemente, en el siglo XVIII, cuando se logró dividir la luz en sus distintos espectros, y se supo, algo más tarde, que había espectros de luz invisibles al ojo humano, tales como el ultravioleta o el infrarrojo.

 

Los egipcios ya sabían todo eso, tal como puede constatarse en los restos de sus papiros e inscripciones; algunos de ellos hablan sobre sus luces visibles y las luces invisibles, y de qué manera las visibles están rechazando lo que nosotros vemos, y no son del color que apreciamos. Así, si vemos una pintura de color azul, eso significa que dicha pintura retiene todos los colores menos el azul, que es el que devuelve, y ese es el que se ve.

Estos conocimientos, cuyo redescubrimiento fue reciente, por el avance de la técnica, eran ya conocidos por los egipcios.

¿Por qué no cambió el arte egipcio, y los pies figuran de costado y los ojos de frente, y todo parece tan artificial? No es artificial, sino que simplemente obedece a determinados cánones de relaciones secretas que conocen aquellos que están Iniciados.

Si nosotros presentamos, por ejemplo, un circuito impreso a alguien que no conozca nada de electricidad, se preguntará por qué es así, por qué tiene colores diferentes y para qué sirve. Es obvio que nosotros hacemos lo mismo ante elementos que desconocemos. La representación pictórica egipcia es una Ciencia perdida, un Arte perdido. Al menos, públicamente.

 

 

 

EL_ARTE_LITERATURA_EGIPCIA_ANTIGUA_Vajarayanal Arte y la Literatura egipcia presentan variaciones sobre un mismo tema, lo que demuestra también una permanencia de lo que llamamos lo mágico, el corazón de las cosas. Esto obedece a cierta apreciación propia de los egipcios, que a través de los griegos podemos recoger nosotros. Cuando llegamos a la perfección de las cosas, hay que aprovecharlas sin modificar. Por ejemplo, si alguien camina para llegar a la cima de una montaña, si cuando llega a lo más alto sigue caminando, baja; así pues, el hombre que es inteligente, cuando llega arriba, no camina más; puede girar sobre sí mismo, pero ya no desciende.

Lo que muchos se preguntan es, si esta Magia no tiene nada de diabólico o inmoral, ¿por qué no es conocida por todos? Por lo mismo que hoy no son conocidos una serie de fenómenos sobre las explosiones atómicas: porque es demasiado peligroso.

Utilizar la Magia, poder dominar la voluntad, no solamente la propia, sino también la de los demás, traería una serie de desgracias para nosotros, provocadas por los que hicieran uso de este gran Conocimiento sin escrúpulos y de forma inmoral.

Lo que ha tratado de salvar siempre el sentido mágico ha sido la posibilidad de caer en manos de hombres de mala voluntad. De ahí las Pruebas de Iniciación, en las que sólo los que las superaban podían ser dueños, podían entrar en contacto con los elementos de la Magia, que permitían, ante todo, tener un concepto de lo que es este mundo en su integridad.

Lo primero que podemos hacer sobre este tema es tratar de ver qué relaciones existen entre las distintas partes del Universo y nosotros mismos, qué relaciones se dan en nuestro interior y qué relaciones existen dentro del Universo; y no sentirnos solos, ni angustiados, ni pensar que entre cada uno de nosotros hay una barrera, sino darnos cuenta de que formamos parte de una gran Unidad, de una gran Vida, de algo que está dirigido, obviamente, por la voluntad de Dios, de lo que está más allá de nosotros; poder cultivar la voluntad interior, la voluntad de ser, aquí y en cualquier parte.

 

Decía una de las grandes Iniciadas del siglo pasado, H.P. Blavatsky, que todos somos inmortales, pero que muchos al morir fallecen realmente, porque de alguna forma se convencen de que no son inmortales. Haría falta llegar con la humildad de los viejos viajeros, de aquellos peregrinos que iban a Santiago con los pies desnudos, y ver estas viejas figuras, estas viejas muestras de un conocimiento perdido, y tratar de preguntar humildemente qué significan, qué son, qué es lo que permitió a través de miles y miles de años mantener una forma de Cultura y Civilización, cuando las nuestras están cambiando íntegramente con los choques generacionales y con la tecnificación que hoy nos agobia y destruye.

 

Tenemos que reencontrar el hilo de esa continuidad mágica para poder conformar un mundo unido, un mundo de manos juntas, un Mundo Nuevo, un Mundo Mejor, donde no rechacen ese Mágico Mundo Viejo. Recordemos siempre los símbolos de Osiris, el látigo y el gancho. Son las dos Fuerzas de la Naturaleza, la que atrae y la que rechaza. Eso no lo inventaron los egipcios, está tomado de la Naturaleza. En todas las cosas hay una fuerza que rechaza y otra que atrae. Nuestro planeta da vueltas alrededor del Sol porque hay una fuerza centrípeta que atrae y una fuerza centrífuga que rechaza. Entre estas dos fuerzas está el equilibrio y la marcha.

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Nosotros estamos siempre entre dos fuerzas. Tratemos de entender los símbolos del Antiguo Egipto; no son decorativos. En Magia no hay símbolos decorativos. En la mesa ceremonial egipcia, los agujeros y distintos canales no son decorativos (¡no son tampoco para que corra la sangre de las víctimas!); son como el circuito impreso del que os hablaba, son lugares para que pasen las energías. Cada energía precisa de un color, de una forma. No podemos atraer a un pez de la misma forma que a un gato o a un perro; cada uno tiene su forma, su idioma, su tentación. Así también, las Fuerzas de la Naturaleza, las que se mueven a través nuestro y a nuestro alrededor tienen su forma y tienen su tentación para marchar.

El Mago no las invoca, sino que las evoca. El Mago conoce los caminos de las Fuerzas y rige esos caminos, y hace que Ellas, en unión con él mismo, realicen prodigios para bien de la Humanidad.

Ese es el verdadero Mago y lo demás es mentira, es para distraer los ocios; o son viejos recuerdos, como el de la señora que mira las cartas o lee las líneas de las manos. Está haciendo algo sin saber por qué, simplemente tiene cierta sensibilidad y acierta muchas veces. Pero son Ciencias perdidas que existían en la Antigüedad. Las líneas de nuestras manos, de nuestros pies, y la forma de nuestro rostro y sus expresiones, tienen un significado mágico, como lo tiene el vuelo de los pájaros, o la voz del viento o las aguas cuando corren. Así, todo el mundo es susceptible de convertirse en un Gran Libro, en una inmensa Biblia, en donde podemos leer los Designios de Dios.

Cuando lleguemos a contactar con la Magia, podremos leer dichos Designios divinos.

Eso no da felicidad; da simplemente Sabiduría. La Felicidad, como dijo Pitágoras, no es planta de la Tierra.

 

 

 


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Esoterismo o Ficción

Esoterismo_o_Ficcion_Vajarayana_BlogPor_las_propias_Caracteristicasor las propias características que produce el advenimiento de la Era de Acuario y el derrumbe paulatino de la sociedad materialista, todo aquello que tenga relación real o ficticia con lo espiritual, y especialmente con lo “oculto”, se desarrolla de manera explosiva, sobre todo entre los más jóvenes.

Este “boom” de las llamadas “Ciencias Ocultas”, o mejor dicho de cosas que se les parecen, ha atraído a los comerciantes de siempre que buscan aprovechar económica y psicológicamente todas las “modas”, promoviéndolas aún más en relación directa a las ganancias que ellas les reporten.

Así, con el correr del siglo XX en general, y luego de la Segunda Guerra Mundial en especial, han proliferado, a partir de la Europa Central, una gran cantidad de libros que tratan de convencernos de que todo es esotérico, mientras que, en nombre de la libertad, clavan dogmas en las manos y en los pies de unas generaciones castigadas ya por todo tipo de violencia e intoxicación.

 

A_esta_explosion_intelectualoide esta explosión intelectualoide se ha sumado, por otra parte, un aluvión de corrientes “espiritualistas” venidas de Oriente, especialmente de India, la que exporta “Gurús”, por lo general personas que simplemente escapan del hambre y la miseria y son canalizadas por algún buen promotor de ventas occidental u oriental y lanzadas al mercado con nombres exóticos y leyendas adosadas. Tampoco faltan chinos y japoneses, vietnamitas y coreanos que, en el más puro estilo de “Hollywood”, hacen demostraciones de artes marciales, llenan las vanidades de los incautos y los bolsillos de los atrevidos.

Evidentemente, entre tanta arena, el río trae también algunos granos de auténtico oro, pero, desgraciadamente, éste es poco y muchas veces se pierde, confundido entre los manotazos de las multitudes que tratan de coger a puñados las “Cosas Ocultas”.

Proliferan los “astrólogos”, los “quirománticos”, los “alquimistas”, los “curanderos” y toda una fauna que, como las ratas, se meten entre las grietas del Mundo Occidental que se derrumba. Explotan la esperanza y el miedo.

 

Los verdaderos Esoteristas y Filósofos vemos con horror esta peste y es nuestro deber intentar encaminarla de manera que cause el menor mal posible, empezando por nuestra propia Asociación, pues al canalizar miles de jóvenes, no faltan los que se sienten atraídos por esa suerte de “esoterismo-ficción”, desde luego mucho más fácil de aprender y con más hojarascas terrenales y reflejos psíquicos que el verdadero.

 

Queremos_dejar_bien_claroueremos dejar bien en claro que, sin negar la existencia de líneas de investigación simbólica esotérica, éstas suelen quedar sepultadas por lo que llamamos “esoterismo-ficción”, donde escritores tal vez bien intencionados, pero impregnados de la fantasía fácil de inscribir complicadas figuras geométricas y relaciones en cuanta ventana de templo medioeval o columna griega o egipcia encuentran, muestran cual nuevos dogmas de fe elementos inciertos que se eslabonan unos a otros en base a una verdadera cadena de sofismas que, a la larga, promoverán nuevas formas de ateísmo y escepticismo.

Y no descartamos la promoción inconsciente de deformaciones, sectarismos y verdaderas locuras colectivas que sobrecargan a un mundo ya muy tensionado, inclinándolo hacia demagogias intelectuales cuyos alcances son imprevisibles.

En lo estrictamente místico pasa algo parecido, y se presentan como fáciles logros de “liberación espiritual” lo que no es, en realidad, otra cosa que engaños y trucos psicológicos anclados en lo fenoménico, que promueven vanidades hipotéticas de un pseudo comunismo espiritual, donde se entremezclan las pasiones de la carne con fantasiosos vuelos espirituales, estériles y propensos a crear sectas fanáticas cuyos peligros ya se hacen sentir, desacreditando lo realmente bueno que puedan aportarnos las raíces tradicionales de Oriente y Occidente.

 

Ponemos_asi_en_estado_de_alertaonemos así en estado de alerta a nuestros jóvenes lectores sobre estas tentaciones contrarias al verdadero Espíritu Acropolitano, que promueve Lo Justo, Lo Bueno y Lo Bello como elementos imprescindibles para una real renovación saludable de la Humanidad, recordando, una vez más, lo recomendado por Helena Petrovna Blavatsky:

“NO HAY NADA SUPERIOR A LA VERDAD”.

 

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El arte de encontrar a Dios


a Humanidad jamás hubiese dominado la materia natural de su entorno si no hubiese sido por un hecho aparentemente sobrenatural que es la intuición de Dios. Esto y no otra cosa la diferenció definitivamente de las bestias.


Según las más antiguas tradiciones –que no contradicen a las últimas investigaciones de la ciencia- el que habitualmente se llama “Homo Sapiens” no fue el comienzo de la Humanidad, sino los restos de una forma anterior cuya cultura y civilización fue destruida, generando otra nueva, la actual.


Lo característico de este “Homo Sapiens”, y lo que le diferencia del degenerado humanoide al que se denomina “Homo Habilis”, es que desde el principio, toda su vida, reflejada en los restos de sus obras, está impregnada de magia, es decir, de una instrumentación metafísica al servicio de un contacto, más o menos misterioso, entre su propia identidad espiritual y lo Divino.


Los cultos a la Gran Madre o al Padre Oso no son más que formas externalizadas de una percepción viva y permanente de un “Algo” que está más allá de lo estrictamente visible, con un número indeterminado de intermediarios, desde los Espíritus de la Naturaleza hasta los grandes Dioses que rigen el destino de los astros, incluyendo nuestra propia Tierra.


A través de los centenares de milenios, de los ciclos y de las vicisitudes de todo tipo, el Hombre trató de comprender más o menos intelectualmente esa Intuición Instintiva de sus antepasados. Y así como algunos se especializaron en el manejo de la madera o de la piedra, otros lo hicieron respecto a lo metafísico y al resumen de los conocimientos más elevados, una Magna Ciencia que se conoció luego como Magia.


Pero la internalización de estos conocimientos espirituales fue diferenciando, en el contexto de cada pueblo, la casta de los sacerdotes. Éstos pronto comprendieron que sus vivencias espirituales no eran transferibles a las masas si no lo hacían a través de parábolas, cuentos anecdóticos, reglas morales y un ceremonial que ayudase a los menos favorecidos en sus contactos con lo Divino a percibirlo aunque fuese esporádicamente. Así nacieron todas las religiones. Pues Aquel que había recibido la Chispa Divina en Su Seno y la posibilidad de expresarla de manera sencilla y codificada, se convirtió en el fundador de una religión.


A pesar de las terribles pérdidas que la ignorancia y vocación por la destrucción que aún sienten casi todos los seres humanos han provocado, nos quedan los restos más o menos enteros de las últimas religiones que en el Mundo ha habido.
Estos restos se adaptan al momento histórico y al lugar geográfico en que fueron emitidos, y así es lógico entender que un Sidarta Gotama Buda, en el siglo VI antes de la Era Corriente, no pudo haber dado el mismo Mensaje que un Jesús el Cristo, quinientos o seiscientos años más tarde en otro tiempo y otro lugar.


En el mundo actual existen millones de aparentes ateos y también millones de creyentes de alguna de las grandes religiones, como ser el Brahmanismo, el Budismo, el Cristianismo, el Judaísmo o el Islamismo. Junto a ellas existen miles de sectas de estas mismas creencias y otras de origen confuso.


¿Por qué decimos “aparentes ateos”?
Porque si bien los hay que legítimamente no creen ni perciben a Dios de ninguna manera, y hasta proclaman que éste es un concepto completamente artificial creado a la sombra del terror que inspira la muerte, la mayor parte rechaza, no tanto la posibilidad de una Inteligencia Cósmica movida por una necesidad o Voluntad Superior, sino las formas infantiloides con que las religiones en general presentan los grandes misterios que acucian al Hombre desde su origen.


os extraordinarios avances tecnológicos y las vías de conocimiento científico que se han abierto a la experiencia humana en los últimos dos o tres siglos, han hecho insostenibles las más populares creencias sobre un Universo creado hace menos de 7.000 u 8.000 años, los infiernos y paraísos físicos, la resurrección de la carne o los mares que se abren para que pasen los pueblos elegidos y se cierran para ahogar a sus enemigos.


Hoy hay muchas personas que viven con el corazón o el hígado injertado a partir de un cuerpo ajeno, vuelan en aparatos que superan largamente las más altas montañas y dan la vuelta al mundo, y existen otros artefactos fabricados por manos humanas que han sobrepasado todos los “cielos” que figuraron durante milenios en los Libros Sagrados. Y junto a estos éxitos indudables, como tantos otros que sería tedioso mencionar, el Hombre va descubriendo que el planeta en el que se asienta es como un ser vivo más, y que sus habitantes, sean vegetales, animales o humanos, tienen cuerpos maravillosamente diseñados, con índices de rendimiento, supervivencia y reproducción que ninguna máquina puede lograr.


Sin embargo, el materialismo imperante hace que esas maravillas no pasen de ser objeto de curiosidad, y que en lo religioso se siga exigiendo a los viejos textos, tantas veces distorsionados, las respuestas a todas las preguntas, entre ellas, la muy fundamental del arte de encontrar a Dios.

Y cuando no se hallan, no se niega el texto o se buscan sus simbolismos, sino que se niega la existencia del Ser Divino, con su secuela de angustia, depravaciones y maldades.
Este error es funesto para la calidad del Hombre y lo bestializa, haciéndole “caer hacia atrás” en el ateísmo más estúpido o en el fanatismo más cerrado.


Proponemos otra vía, que es la filosófica a la manera clásica.
Esta vía puede, con relativa facilidad, llevarnos al encuentro con Dios en nosotros y en todo nuestro entorno.


Si detenemos nuestra inercia materialista, nuestro “peso” de angustias, ignorancias y cegueras, descubriremos de manera sencilla que todas las cosas, desde las estructuras subatómicas hasta los nidos de galaxias, pasando por los diseños artístico-funcionales de las alas de un insecto hasta el esqueleto que sustenta nuestras carnes mortales, están pensadas y calculadas con sobrehumana precisión. Que es evidente una ecología funcional que relaciona todos los elementos universales, regidos por leyes cíclicas sapientísimas.


A short movie inspired on Number, Geometry and Nature.

From:  Etérea Estudios.




Ved la armonía maravillosa que encierran los pétalos de una flor o las estructuras cristalinas. Ellas, de por sí, jamás pudieron “pensarse” de manera de volverse tan perfectas y asombrosas. Tiene que haber “Algo” que las pensó y diseñó, y ese Pensamiento necesita de una Voluntad que lo genere y justifique.


Un sano “Panteísmo Filosófico” demuestra a los humanos inteligentes y libres de prejuicios la presencia de un “Algo Superior” al que bien podemos llamar Dios, y que expresado a través de innúmeros intermediarios, plasmó tales maravillas. Ese “Algo” no ha olvidado a nadie ni a nada. Todo está inteligentemente vivo y es eficaz.

No es pérdida de tiempo, sino todo lo contrario la contemplación activa de esos prodigios que se dan en los múltiples ojos de una mosca o en la estructura aerodinámica de una golondrina.


Los materialistas dicen que todo esto es fruto de la evolución, de la casualidad, etc. Los nombres no interesan… una evolución inteligente que aprovecha las experiencias, y una casualidad que no tiene nada de “casual” sino que es un eslabonamiento de causas y efectos, demuestran que nuestro Universo y nosotros mismos estamos dentro de un “Macrobios”, de un Super-Ser que ha motivado una super-existencia de funcionalidad prodigiosa. Y en ella estamos inmersos y ella está en nosotros, en todos nuestros aspectos y planos de conciencia.



Pues si así no lo fuese, si una sola mota de polvo estuviese carente de Dios, esta mota de polvo limitaría a Dios y esto es una aberración ya que el atributo esencial de Dios es, por fuerza, la omnipresencia en todo y todas las cosas y seres, los que, si no existiese Dios, tampoco existirían. Esa mota de polvo de nuestro ejemplo, vista a través de un poderoso microscopio, se nos revelará como un micro-universo tan armónico, vivo y eficaz como el Sistema Solar.


Si recobramos el actualmente casi perdido arte de encontrar a Dios, nos liberaremos de muchas limitaciones, racismos y fanatismos. Nos liberaremos de la angustia y seremos naturalmente voluntariosos, buenos y justos.


Dios no es un juez severo, ni un padre, ni una madre, ni un verdugo… Dios es simplemente DIOS… Quien lo encuentra, lo sabe.


Fuente: O.I.N.A. Chile.






Horizonte sin límites

 

“La altura de un Hombre no está dada
por su estatura física,
sino por la dimensión de sus sueños
y su horizonte no la marcan las
montañas
sino la fe en si mismo”.

Jorge Á. Livraga Rizzi